viernes, marzo 14, 2014
"¿Cuándo toca prevenirse contra la extrema derecha?" - Sebastián Martín.
"¿Cuándo toca prevenirse contra la extrema derecha?" - Sebastián Martín.
"Desde hace tiempo, pueden leerse noticias y análisis frecuentes sobre el crecimiento exponencial de la extrema derecha en Europa. En lo que hace a España, el goteo de atropellos contra los derechos y bienes de personas y colectivos por parte de grupos fascistas parece no cesar.
Con amenazas y agresiones, se revientan actos públicos en reconocimiento de la nacionalidad catalana. Locales y sedes de partidos de izquierda y de asociaciones que denuncian el racismo aparecen con destrozos y pintadas intimidatorias. Son numerosas las personas que por su orientación sexual o política, o por su condición nacional o económica, han sufrido coacciones, vejaciones, lesiones o incluso han sido asesinadas por el terrorismo ultraderechista. Dadas estas dosis regulares de violencia y contemplado el contexto europeo de crecida fascista, ¿hasta cuándo hay que esperar para recordar que el derechismo integrista es un peligro de primer orden para la sociedad?
El problema entre nosotros -y en países como Grecia- cuenta con un punto más de gravedad, pues de ser una corriente política deleznable seguida por cada vez mayor número de fanáticos, puede que se esté infiltrando o se encuentre directamente viva entre efectivos de cuerpos policiales y militares, al menos en lo que hace a su núcleo vital racista, jerárquico, ultranacionalista y ajeno a la humanidad de quien es considerado como enemigo. Suele pasarse por alto que un Estado constitucional y democrático debe contar con fuerzas de seguridad imbuidas de respeto escrupuloso a los valores cívicos del constitucionalismo y la democracia, no adoctrinadas en prejuicios patrioteros o en convicciones primarias excluyentes.
Desde posiciones liberales, se sostiene que la misma sociedad se basta y se sobra para generar los mecanismos morales y culturales necesarios para marginar el fascismo. Quienes secundan este parecer olvidan que justamente el pretendido desenvolvimiento “espontáneo” de la sociedad liberal es el que está creando las condiciones propicias para el resurgimiento fascista.
Otros creen que el hecho de ser el Partido Popular la formación absorbente de toda la derecha española nos salva de posibles despeñaderos ultraderechistas. Varios son los descuidos en este diagnóstico tranquilizador. No solo existen ya formaciones de extrema derecha, que, visto el hondo desprestigio del partido en el Gobierno y la celeridad de los tiempos de crisis, bien pueden ver multiplicados sus apoyos en breve lapso. También existe el notorio peligro de que, para evitar esa posible fuga de adhesiones, el sector más extremista concluya por marcar la agenda popular, algo patente en engendros legislativos como los que preparan sobre el aborto o la seguridad ciudadana.
En definitiva, ambas lecturas coinciden en recetar la inacción, actitud muy poco recomendable en este escenario europeo y dada nuestra situación particular, de falta persistente de condena unánime de la dictadura franquista.
En círculos más conscientes del peligro se exige represión. Como potenciales terroristas que son, se trataría de prohibir sus publicaciones, disolver asociaciones, liquidar partidos, suspender actos, perseguir a miembros y condenarlos por profesar creencias funestas para la sociedad.
Esta salida no lleva a solución alguna. No solo se cuenta con el peligro de extender el mal, incitando posibles reacciones compensatorias que vengan a legitimar lo que se pretende erradicar. También se corre el riesgo de pagar la persecución del fascismo con la inoculación en el propio Estado de prácticas fascistas. Por ahora, al Estado le basta para combatir los exabruptos ultraderechistas con los recursos penales disponibles, entre los que figura la agravante general aplicada a los delitos cometidos por motivos discriminatorios de toda índole (art. 22.4 del Código penal).
El problema hay que combatirlo en su origen, que no es sino cultural y, fundamentalmente, económico. Empieza por ayudar muy poco la representación espacial y circular del espectro político que, de manera simplista, identifica “los extremos populistas” de uno y otro signo. Basta recorrer los idearios ultraderechistas y ultraizquierdistas para apercibirse de que muy poco tienen que ver el racismo y la multiculturalidad, las jerarquías con la igualdad absoluta, las fobias violentamente excluyentes con el discurso de la inclusión total, o el fundamentalismo nacionalista con el más abierto de los internacionalismos. Equiparar fascismo y antifascismo puede parecer una estrategia neutral y equidistante que redunde en favor del borroso centro político, pero en la práctica solo termina beneficiando a la extrema derecha. Podría aducirse que tanto unos como otros se abrazan en su común justificación de la violencia, pero las diferencias siguen siendo insalvables entre su ejercicio efectivo contra minorías y su alusión retórica en proclamas revolucionarias, o su recurso defensivo precisamente contra la amenaza fascista.
Que combatir de raíz el virus ultraderechista sea asunto cultural conecta con una de las dimensiones fundamentales de la “memoria histórica”. Ha de concebirse ésta como la debida justicia y reparación a las víctimas del fascismo, pero también como el recuerdo socializado permanente de la barbarie, pues solo una conciencia colectiva despierta en este particular, transmitida entre generaciones, nos puede salvar de tropezar de nuevo con tan abominable error. De hecho, el creciente olvido entre los más jóvenes de lo que supuso el terror fascista es directamente proporcional a la intensidad de su reaparición. Por eso deben celebrarse disposiciones como la incluida en el anteproyecto de ley andaluza de memoria histórica, que inserta en el currículum educativo de la enseñanza no universitaria la materia de “memoria democrática”.
Arrostrar a la extrema derecha en el plano cultural implica otra obligación de mayor envergadura. En su valioso opúsculo sobre Educar después de Auschwitz, Theodor Adorno identificaba como la «condición psicológica» fundamental del Holocausto «la incapacidad de identificarse» con el otro. Solo un sentimiento extendido de indiferencia hacia qué ocurría en los campos de concentración explica que en éstos se pudiera aniquilar burocráticamente a centenares de miles de personas. El predominio absoluto del interés propio, la deshumanización ulterior de nuestros semejantes y el consiguiente desprecio hacia su suerte son las bases culturales que conducen al fascismo, y deben contrarrestarse a través de la educación, promoviendo los valores opuestos de la igualdad, la cooperación, la solidaridad y el humanismo.
El problema es que tales bases son las propias de la antropología capitalista. La acostumbrada afirmación de que los camisas pardas, azules o negras fueron la infantería del capital tiene una carga de profundidad mayor de la esperada. No es que el capitalismo se defienda a través del fascismo; es que lo produce de forma ineluctable. Tanto es así que vuelve a resucitar sin contar con el “enemigo comunista” enfrente, desmintiendo con ello el canon interpretativo según el cual el fascismo fue el morboso antídoto segregado de forma natural por la sociedad burguesa para defenderse del veneno comunista. Aun sin presencia probable de revolución social, el ultraderechismo vuelve a crecer, mostrando que su esencia no radica en su función contrarrevolucionaria sino en participar del desenvolvimiento del propio capitalismo.
Los testigos más perspicaces de la opresión lo vieron claro. El gangsterismo nacionalsocialista fue una consecuencia natural de la concentración de poder característica del capitalismo de monopolio. El aislamiento individualista y la enajenación respecto de la propia vida que conlleva la integración capitalista contribuyen, por necesidad, a añorar la pertenencia a un cuerpo colectivo místico y la protección (dominio) de un líder omnipotente. Por su parte, los que asistieron a la fundación del Estado social y democrático fueron conscientes de que sus exigencias de homogeneidad económica y distribución del poder eran ante todo un medio para prevenir la recaída en el fascismo.
Por eso, combatirlo es también una tarea económica, consistente en la desoligarquización de la sociedad, en el reparto del poder político y social. Justo lo opuesto de lo que hoy marca las prioridades, condenándonos a que sea demasiado tarde para sacrificar a la serpiente que descuidadamente incubamos".
"La operación bikini de la clase trabajadora: ni donuts ni coca-cola" - Isaac Rosa.
"La operación bikini de la clase trabajadora: ni donuts ni coca-cola" - Isaac Rosa.
"Olvídate de la fastidiosa "operación bikini": la mejor forma de conseguir un cuerpazo para el próximo verano es dejar de comer donuts y de beber coca-cola. Unas cuantas semanas sin probarlos, y ya verás cómo esa tripita desaparece.
¿Suena convincente? No demasiado, lo sé. Pero como estos días sigo viendo a muchos merendando donuts y bebiendo coca-colas sin parar, pienso que a lo mejor el argumento dietético tiene más éxito que la llamada a la solidaridad de la clase trabajadora.
Lo sé, cada vez hay más muestras de apoyo a los trabajadores en huelga, tanto los de Panrico en Barcelona como los de las embotelladoras de Coca-cola. Y también sé que muchos ciudadanos se han tomado en serio el boicot solidario de los productos o contribuyen a la caja de resistencia. Pero aun así me parece poco, sigo viendo muy solos a los trabajadores.
No sé si lo saben, pero la huelga de los trabajadores de Panrico en la planta barcelonesa de Santa Perpètua es ya la más larga jamás vista en España. Ayer cumplieron cinco meses de huelga indefinida. Cinco meses sin trabajar, cinco meses sin cobrar, cinco meses acudiendo a diario a la fábrica para formar piquetes. Están amenazados por la empresa, que los denunció por huelga ilegal (les reclama 5 millones de euros) y hasta los acusa de envenenar los donuts. Pero ellos siguen dispuestos a llegar hasta el final en su denuncia de un ERE que dejaría a la mayoría en la calle. En su lucha han encontrado el apoyo de muchos colectivos, sobre todo en Cataluña. Pero aun así, yo sigo viéndolos muy solos.
El de Coca-cola es más conocido. La empresa pretende cerrar varias plantas. Tras la respuesta de los trabajadores y el daño a la imagen de la marca, la dirección suavizó la propuesta inicial, y planteó medidas "voluntarias". Todo lo "voluntario" que puede ser aceptar una indemnización o un traslado cuando sabes que van a cerrar tu fábrica sí o sí. Tan "voluntarias", que los trabajadores están denunciando coacciones contra los "voluntarios". Por eso varias plantas están en huelga indefinida desde hace semanas. También en este caso la plantilla ha encontrado la solidaridad de colectivos sociales, administraciones y de muchos ciudadanos que han dejado de beber. Pero con todo, yo sigo viéndolos muy solos.
No son las únicas empresas cuyos trabajadores están hoy amenazados por ERE y recortes salariales brutales. Ni serán las últimas, pues la reforma laboral facilitó como nunca que las empresas despidan y recorten incluso con beneficios. No son las únicas ni las últimas, pero las luchas de Panrico y Coca-cola se han convertido en algo más que un conflicto laboral, un pulso donde no solo está en juego el empleo de varios cientos de trabajadores.
La dimensión pública de ambos conflictos, la resistencia de los afectados, el boicot a productos que dependen mucho de su imagen, el perfil de las compañías (Panrico hundida por fondos de capital riesgo; Coca-cola una poderosa multinacional), hace que muchos veamos estas dos luchas como algo más, mucho más, en la que todos nos jugamos algo, en la que todos tenemos mucho que ganar y mucho más que perder. Torcer el brazo en este pulso a Panrico y Coca-cola tendría un efecto sobre la deprimida clase trabajadora comparable al primer mordisco del donut y el primer trago de coca-cola: un subidón.
Y sin embargo, y pese a tantos apoyos como están recibiendo, qué solos están. Cuántos siguen comiendo donuts y bebiendo coca-colas como si el conflicto no fuera con ellos, como si cada nuevo ERE no facilitase los venideros; como si cada despedido no afectase a los que ya están en paro; como si cada trabajador con derechos que se va a la calle no tuviese relación con el trabajo basura que se creará en su lugar; como si cada recorte salarial no presionase a la baja sobre nuestros sueldos.
Si todo esto no te convence, hazlo al menos por tu barriga, por el tipazo que lucirás este verano. Yo llevo semanas sin probar ni un donut ni una coca-cola, y mira qué vientre plano se me está poniendo".
Las canciones que escucharéis este fin de semana.
Real Estate "full performance (live on KEXP)"
Calle 13 "adentro"
Foster The People "coming of age"
Joan As police Woman "holy city - live at café Trusardi"
Tokio Police Club "Argentina - parts I, II, III"
jueves, marzo 13, 2014
¿Y si esos 7600 millones de euros se quedaran en la Sanidad Pública....acabaríamos con la Sanidad Privada?.
Otra forma de acabar con la Sanidad Pública.
Otra forma de acabar con la Sanidad Pública.
"Causas y consecuencias de que un país tenga super-ricos" - Vicenç Navarro.
"Causas y consecuencias de que un país tenga super-ricos" - Vicenç Navarro.
"La revista de negocios estadounidense Forbes publica información periódicamente sobre los super-ricos del mundo, considerando como tales a aquellas personas que ingresan más de 50.000 millones de dólares al año. El Institute for Policy Studies de Washington D.C., EEUU, y la revista económica Dollars and Sense han publicado una reseña basada en los datos de Forbes que da una imagen certera de la distribución de los super-ricos (Robin Broad y John Cavanagh, “The Rise of the Global Billionaires”, Enero/Febrero 2014). Y lo que se observa de una manera muy clara es el cambio desde los años noventa en la distribución de los super-ricos. Desde después de la II Guerra Mundial, los super-ricos se concentraban en EEUU, Europa Occidental y Japón. La situación actual, sin embargo, es muy diferente. EEUU continúa siendo el país con un mayor número de super-ricos (442), un número que en proporción sobre el total de super-ricos del mundo no ha variado a lo largo de los últimos años. Estos 442 representan alrededor del 31% de todos los super-ricos del mundo. Ahora bien, donde ha habido un cambio enorme ha sido en la República de China (122) y Rusia (110), que pasaron de no tener ninguno a ser el segundo y tercero en tener super-ricos. Alemania es el cuarto país (58), seguido de India (55), Brasil (46), Turquía (43), Hong Kong (39) y el Reino Unido (38). Estos datos muestran el número de super-ricos, pero no señalan el nivel de riqueza que alcanza cada super-rico. Si miramos estos datos, podremos ver que el individuo más rico del mundo, el Sr. Carlos Slim (73.000 millones), vive en México (un país donde la pobreza es muy extensa), seguido de Bill Gates en EEUU y Amancio Ortega en España (57.000 millones), uno de los países con una mayor tasa de desempleo y una mayor tasa de pobreza en la OCDE.
El significado de estas cifras va más allá de los números señalados, pues que existan super-ricos quiere decir que hay una enorme concentración de la riqueza, ya que cuando hay super-ricos –la cúspide de la pirámide– quiere decir que hay también ricos y casi ricos. En otras palabras, es un indicador de que aquel país tiene una enorme concentración de la riqueza y, por lo tanto, grandes desigualdades.
El segundo significado de la existencia de super-ricos es que también hay muchos superpobres. En realidad, desigualdad quiere decir, en la mayoría de casos, gran pobreza. En realidad, los primeros –los super-ricos– no se pueden explicar sin los segundos –los superpobres–. Es decir, los primeros gozan de enormes riquezas precisamente porque los no ricos tienen menos riqueza. La riqueza de los primeros ha sido extraída de los segundos. Soy consciente de que esta expresión choca con la sabiduría convencional que asume que la desigualdad es una cosa, y otra lo es la pobreza. La evidencia, sin embargo, de que las dos son dos lados de la misma moneda es clara. Si analizamos, por ejemplo, la distribución de las rentas que existen en un país, podemos ver que estas derivan o bien de la propiedad (es decir, de la riqueza, o sea, de la posesión de recursos que generan renta) o bien del trabajo. Pues bien, la gran división en las sociedades es entre el primer grupo de propietarios y gestores de las mayores cantidades de propiedad, y los que trabajan para poder vivir. Estos últimos son, por cierto, los productores de la riqueza, de cuya distribución depende su grado de concentración. Cuando la renta generada por esta producción va predominantemente a los rentistas del capital, es cuando nos encontramos con el gran número de super-ricos, los cuales han copado esta abundante riqueza debido a que han expropiado la riqueza y la renta derivada del mundo del trabajo. No es por casualidad que aquellos países en los que hay más super-ricos, sean también aquellos en los que hay más pobres y superpobres.
Y lo que ocurre en cada país, ocurre a nivel internacional también. De esta situación se derivan varias observaciones:
1. No hay países pobres. En realidad, algunos de los países llamados pobres tienen una gran cantidad de super-ricos. El argumento de que la riqueza que se acumula en la cúspide filtra hacia todos los otros estamentos de la sociedad no se ajusta a la realidad.
2. La pobreza no se debe a la falta de recursos de un país, sino al control de estos recursos por parte de los super-ricos del país, que siempre están en alianza con los super-ricos de otros países.
3. Es denunciable que en España, donde uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza, exista un grado de concentración de la riqueza tan elevado, lo cual se podría resolver fácilmente redistribuyendo los recursos, hoy en propiedad de los super-ricos.
4. Su pobreza está basada en su falta de control de la propiedad de los super-ricos, que estos utilizan para su propio enriquecimiento en lugar de asignarla a mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la población.
5. El incremento de las desigualdades se debe principalmente a factores políticos y, muy en especial, al enorme poder que los super-ricos tienen sobre los Estados, que son los que están imponiendo políticas públicas que los favorecen.
6. El enorme desprestigio de la Unión Europea y de los gobiernos de sus países miembros se debe precisamente a este hecho: la enorme influencia de los super-ricos (bien sea de la banca o de la gran patronal) sobre los políticos.
Una última observación. Se me dirá (ya se me ha dicho), que el hecho de que el tercer super-rico del mundo sea español no tiene nada que ver con el elevado porcentaje de pobreza y/o el alto nivel de desempleo. Esta postura ignora que el Estado que facilita que haya super-ricos es el mismo que favorece los salarios bajos, la política fiscal regresiva, el escaso desarrollo del Estado del Bienestar y la limitadísima capacidad redistributiva del Estado. Hay, pues, una relación directa entre los primeros y los segundos, por mucho que este hecho evidente se intente ocultar. Así de claro".
miércoles, marzo 12, 2014
Hazte un plan de pensiones privado......esta de moda....y sino dentro de poco lo va a estar.
Luis María, amiguitos neoliberales, "populistas", y grandes "ladrones" están buscando nuevos negocios......y tu pensión va a ser uno de ellos.
Luis María, amiguitos neoliberales, "populistas", y grandes "ladrones" están buscando nuevos negocios......y tu pensión va a ser uno de ellos.
Mariano y su Gobierno han pasado de la palabrería a los hechos contra la corrupción......y por ello han hecho trizas todos los sobres en la Moncloa....para evitar tentaciones.
Declaraciones de Tito Valverde en la Cadena Ser: "Ahora somos competitivos porque el trabajador cobra una mierda"
y le contesta una oyente/lectora, Carmen Javi Peleguer: "no Tito, no somos competitivos en absoluto, ya que la rebaja salarial incide directamente en el beneficio empresarial... para ser competitivos a la bajada salarial del trabajador habría que añadir la reducción de cota de beneficios empresariales y rebaja de los precios de mercado, es decir, rebajar el precio del producto que vendemos, los dos últimos no se han dado, por lo que lo único que hemos conseguido es que en los peores años de crisis, los empresarios declaren unos beneficios exorbitantes".
Y yo añado.....Españistán para los de "arriba".....los de "abajo" no importan una mierda.....solo sirven para que nos forremos rapidamente....y el que venga por atrás que se joda.
y le contesta una oyente/lectora, Carmen Javi Peleguer: "no Tito, no somos competitivos en absoluto, ya que la rebaja salarial incide directamente en el beneficio empresarial... para ser competitivos a la bajada salarial del trabajador habría que añadir la reducción de cota de beneficios empresariales y rebaja de los precios de mercado, es decir, rebajar el precio del producto que vendemos, los dos últimos no se han dado, por lo que lo único que hemos conseguido es que en los peores años de crisis, los empresarios declaren unos beneficios exorbitantes".
Y yo añado.....Españistán para los de "arriba".....los de "abajo" no importan una mierda.....solo sirven para que nos forremos rapidamente....y el que venga por atrás que se joda.
Por fin alguien irá a pedir perdón por no tirarse al agua a rescatar inmigrantes........Ya que váis.....traeros "medallitas" y "estampitas" para todos los españoles.
martes, marzo 11, 2014
Maria Dolores pide más "luz" y "que se conozca toda la verdad".....de su amigo Barcenas y sus sobres.
bien por Maria Dolores!!!!!.
bien por Maria Dolores!!!!!.
Antonio María Rouco no ha dicho: "oscuros objetivos de poder".....sino que ha querido decir: "oscuros objetos de deseo"
qué picarón!!!!!
qué picarón!!!!!
lunes, marzo 10, 2014
"El día del hombre guay" - Antón Losada.
"El día del hombre guay" - Antón Losada.
"Todos los años celebramos el día de la mujer, que algunos se empeñan en seguir apellidando como "trabajadora". No existe día del "hombre trabajador". Será porque no hay, o porque no hace falta. Lo más parecido es el día del Padre. Cada año las mujeres deben constatar la misma sangrante evidencia: la igualdad se presenta más difícil de alcanzar que la linea del horizonte. Aunque al menos ese día, las feministas no tienen que aguantar las chanzas y burlas tabernarias que tanto alborozan a tanto caballero español que habita en nuestros medios. Se las guardan todas para el día siguiente.
Todos los años, los líderes y gobernantes responsables de que la igualdad tarde tanto en llegar sacan su lado femenino para renovar su compromiso con las mujeres, alegrarse por los pequeños pasos adelante fabricados por la estadística creativa y no ofrecer una sola explicación por tan clamoroso y sostenido fracaso. Al parecer, en esto de la igualdad, los hombres somos incompetentes, pero sensibles. Nos duele de corazón hacerlo tan mal.
Repasemos las evidencias que prueban tanto compromiso. Durante los últimos diez años, las mujeres siguen cobrando un 70% de cuanto perciben los hombres por idéntico trabajo. Una situación tan contraria a la igualdad como a la eficiencia económica. El porcentaje de directivas en consejos y cúpulas empresariales se ha mantenido congelado en la cuarta parte. En política, la paridad constituye algo que se respeta si no queda más remedio, o si lo obliga una sentencia. El terrorismo de género continúa siendo un delito donde quien debe huir, esconderse y cambiar de vida es la víctima, mientras el agresor sigue con su rutina normalmente amparado, cuando no encubierto, por una sociedad que prefiere pretender que no sabe, no la informan o no se entera. La mal llamada reforma del aborto del ministro Gallardón vuelve a tratar a la mujer como un ser frívolo y poco fiable, incapaz de tomar una decisión por sí misma y necesitada de la sabiduría, la reflexión y el premiso del macho.
Los recientes datos de la encuesta de la Agencia Europea de Derechos Fundamentales hablan por si solos de la gravedad y extensión de la desigualdad, la violencia, el desamparo y la humillación que padecen a diario y a lo largo de su vida más de la mitad de las mujeres del continente. Sin embargo, las ya de por sí limitadas y exiguas políticas de igualdad han resultado las primeras víctimas de los recortes sacrificadas en los altares de los fetichistas del déficit, sin que una opinión pública dominantemente masculina derramase demasiadas lágrimas por ellas.
Si los hombres pariéramos, habría aborto libre. Si los hombres cobrásemos la tercera parte menos que las mujeres por el mismo desempeño, las cárceles estarían llenas de empresarios sexistas. Si los hombres fuésemos víctimas de maltrato, los agresores no podrían ir tranquilamente al bar o al fútbol. No avanza la igualdad porque así seguimos ganando. En lugar de eso, hacemos pegatinas, pegamos cárteles, presentamos powerpoints con gráficos que deberían darnos vergüenza y leemos versos de poetisas un día al año. Deberíamos cambiar el nombre de la celebración. No es el día de la mujer. Es el día de los hombres que nos creemos guays, pero no lo somos".
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