Empresario de Españistán.
viernes, enero 09, 2015
Si a los ricos nos obligaran a pagar impuestos en España dejaríamos de no pagarlos aquí y nos iríamos a no pagarlos a otro sitio.
— Forbesflauta (@ForbesFlauta) enero 9, 2015
El 11M fue ETA,....uyyyy casi!!!!......Por favor que le pongan de nuevo una multa!!!!!!....que por lo menos se entretenga con eso.
Esta "politicucha" no puede salir y decir memeces continuamente.....No puede. No hay derecho....No nos merecemos esto.
Esta "politicucha" no puede salir y decir memeces continuamente.....No puede. No hay derecho....No nos merecemos esto.
jueves, enero 08, 2015
Yo quiero ser como Ángel Acebes, que solo por apagar y encender el interruptor de su casa ha ganado un millón de euros.
Aquí os presentamos a algunos de los nuevos y actuales "asesinos" de nuestro "Puto Planeta".
"¿Quién está detrás del laboratorio que fabrica el Sovaldi?"......pues sencillamente los "HIJOS DE PUTA" que se están enriqueciendo con nuestra supuesta "crisis".....a la que algunos otros la llamamos "estafa".
Facu, sigue luchando con tu humor por la libertad, la igualdad y la justicia!!!!!
Lo quieren "empapelar" por el "humor".......porque los "populistas" no aceptan que se les critique.
comunicado oficial.
"Ataques a la libertad de expresión, sí, pero sin violencia" - Gerardo Tecé.
"Ataques a la libertad de expresión, sí, pero sin violencia" - Gerardo Tecé.
"Como parte del espectáculo Mongolia el musical, Darío Adanti y Edu Galán proyectaban y comentaban sobre el escenario del Teatro Quintero de Sevilla una selección de las amenazas que habían recibido por twitter los días previos a la representación. “Aquí Julián nos avisa de que se pasará por aquí con unos amigos hoy día de la obra, a ver si nos encuentra para darnos unas buenas hostias. Aquí Alejandro dice que somos mierda y que espera que se caiga el teatro con nosotros dentro. Alejandro, ¿no te parece excesivo 400 muertos porque unos gilipollas como nosotros hicieran una broma sobra un trozo de madera?”.
La historia venía de atrás. Dos años antes, la revista satírica anunciaba el estreno de su espectáculo en Sevilla con un cartel en el que un montaje de la Virgen Macarena invitaba a los sevillanos a pasarse por el teatro. Ante la indignación y las primeras amenazas recibidas por los humoristas, el alcalde de la ciudad, Juan Ignacio Zoido, no tardó en dar la cara y posicionarse del lado de los escandalizados amenazantes: “Es una falta de respeto muy grave. La libertad de unos termina donde empieza la de otros”.
Verano de 2007. La Audiencia Nacional impide la salida a los quioscos de la revista El Jueves. Un dibujo sobre los entonces príncipes de Asturias de Guillermo Torres y Manel Fontdevila es interpretado según el juez Juan Del Olmo como un posible delito de injurias contra la corona. Meses después sus autores eran juzgados, condenados y multados. Como en un ciclo mágico, un verano siete años después, la misma publicación satírica salía a los quioscos con un día de retraso. El grupo editor de la revista El Jueves, RBA, habría presionado para que la portada satírica no tocara el asunto de la abdicación del rey Juan Carlos y coronación de Felipe. Y el asunto no se tocó.
“Viva Cristo Rey” y el nombre de Leo Bassi dentro de una diana decoraban en marzo de 2006 la fachada del Teatro Alfil de Madrid. Dentro, mientras el showman italiano se preparaba en el camerino para comenzar La Revelación, espectáculo denunciado y amenazado por grupos de extrema derecha, el acomodador de la sala encontraba en un palco una bomba casera preparada para incendiar el teatro. El intento de atentado no tuvo en prensa tanto revuelo como la denuncia por parte de grupos católicos calificando la obra de Bassi como “ataque a la religión y los católicos”.
Principios de 2014, un año antes de la Ley Mordaza. En una operación contra la apología del terrorismo en las redes sociales, la policía detiene, entre otras, a una persona que difunde por twitter un chiste sobre Carrero Blanco. “Yo quiero volar y volar” acompañaba a una imagen del coche de Carrero saltando por los aires. La detención, una entre muchas de este tipo que la policía está efectuando en los últimos tiempos, acaba como de costumbre: un juez dice que no hay delito, manda al detenido a casa, pero el miedo por poder ser detenido por un comentario, se extiende.
Lo de ayer fue horrible. Pero seamos sinceros. Lo de Charlie Hebdo no va sobre la libertad de expresión, como muchos hipócritas expertos en atacarla señalan para arrimar el ascua a su odio al de fuera. Que las religiones, por lo general, odian las opiniones diferentes ya lo sabíamos. Que las religiones no son las únicas en atacar las opiniones diferentes, también. Hace ya tiempo permitimos y aceptamos que la libertad de expresión pudiera ser atacada. Lo brutal de ayer no es el ataque intolerable a las opiniones expresadas libremente, lo brutal de ayer es la escena en sí misma. No hay más. De lo que ahora discutimos, consternados, es en todo caso de qué nivel de violencia es tolerable para atacar la libertad de expresión, y casi todos estamos de acuerdo en que hay que vulnerarla con amenazas de despido laboral, con miedo a una detención o con censura, pero no con violencia física. No de la manera horrible en que fue atacada ayer. Salgamos a la calle para que esto no vuelva a repetirse, bajo una pancarta que diga: ¡Ataques a la libertad de expresión, sí, pero sin violencia!
# JeSuisCharlie"
"Con Mahoma no hay cojones" - Darío Adanti.
"Con Mahoma no hay cojones" - Darío Adanti.
"La mañana del día después de que los Reyes Magos, esos reyes que vienen de oriente, nos trajeran regalos, otros reyes, del terror en este caso, sembraban de muerte la redacción de una de las revistas satíricas más emblemáticas: Charlie Hebdo. Doce muertes y otros tantos heridos es el coste sangriento que el fanatismo se cobró por algo tan pequeño como es el oficio de hacer humor.
Los teléfonos de Mongolia, hija de Charlie Hebdo y de tantas otras, empezaron a sonar: amigos de la prensa querían saber nuestra opinión. La familia no paraba de llamar: el miedo a que su ser querido, dedicado a aquello que a priori parecía tan inofensivo, el humor, ahora fuera blanco del terror homicida. Y, como ya es costumbre en las redes sociales de Mongolia, tampoco se hicieron esperar cientos de twitts con la ya cansina frase de: "Os metéis con el cristianismo pero con Mahoma no tenéis cojones"…
Para aquellos que les hiere el humor que tiene como blanco sus creencias, parece que todo se reduce a un tema de genitalidad. No es reprochable ni los muertos ni los heridos, lo que es reprochable, para estos yihadistas de la cristiandad patria, es la falta de testículos para reírse de quienes sí pasan esa frontera inapelable que es el atentado y el asesinato.
Para hacer humor no hace falta emular las proporciones glandulares del Espartero, para hacer humor sólo hace falta tener sentido del humor. Si lo tienes, hacer humor es inevitable.
Pero lo que realmente parecen querer decir con el consabido "con Mahoma no hay huevos" es, en realidad, un mensaje en espejo: no somos nosotros, los humoristas, los que necesitamos cojones para hacer chistes sobre Mahoma, los hacemos cuando es noticia o los hacemos cuando se nos ocurren, sino que son ellos, los que increpan enarbolando esta frase, los que, secretamente, parecen envidiar la capacidad homicida de los terroristas, mediante ese sistema históricamente ibérico del "pique", pretenden que sean estos, los mismos que han atentado contra el Charlie Hebdo, los que realicen esa venganza sangrienta que ellos añoran secretamente pero que las nuevas modas de su superstición local les prohibe.
El humor es ficción, puede ser incómodo o molesto, pero es ficción y sólo cabe dos tipos de respuestas ante él: ignorarlo o responder con otra ficción, y si es humorística, touché.
"Es imposible dialogar con el dolor físico", decía Cioran, y con razón. Todo acto de violencia, de muerte, nos deja sin respuestas, sin capacidad de diálogo, no hay debate, no hay dialéctica en la muerte. La muerte es discurso único y viceversa.
Pero decía Bukowski, bastante más vital que Cioran, que "follar era darle de patadas en el culo a la muerte". A mí me gusta pensar que el humor es como follar, porque es, también, darle de patadas en el culo a la muerte: a esas muertes cotidianas que tienen forma de injusticia, de intolerancia, de absurdo… y eso es lo que hace el Charlie Hebdo, y eso es lo que hacemos todos los humoristas y todas las revistas de humor del mundo: darle de patadas en el culo a las muertes cotidianas del ciudadano común.
Pero los humoristas somos cabezotas, no porque tengamos cojones, que nos los tenemos ni los necesitamos, somos cabezotas porque la testarudez y hacer aquello que el otro no espera que hagamos es un mecanismo básico de nuestro oficio, que te de la risa en medio de la misa es un buen síntoma si quieres ser humorista.
Si con la muerte pretenden callarnos, sólo lograrán que se nos ocurra un nuevo chiste… Cada tabú, cultural o labrado a base de munición y sangre, es una nueva frontera que el humorista debe traspasar por imposición de su oficio, el humor… porque es nuestra manera de pegarle patadas en el culo a esa muerte que se nos impone. No es valentía ni se le emparenta.
Qué le vamos a hacer, es inevitable: somos humoristas.
Por último, los cinco puntos que planteamos en Mongolia ante al atentado del Charlie Hebdo
1.- En Mongolia consideramos que la libertad de expresión es un valor superior y que ninguna religión puede coartarla o limitarla.
2.- Ningún acto terrorista nos va a hacer renunciar a nuestra superior creencia respecto de la libertad de expresión.
3.- Si algunos radicales cree que asesinando a 10 personas callarán a quienes trabajamos en el mundo de la sátira y de la información se equivocan, estas muertes nos obligan a redoblar nuestros esfuerzos y trabajo.
4.- Hoy estamos con todos los compañero de Charlie Hebdo y, especialmente, con las familias y seres queridos de los asesinados; confiamos en una pronta recuperación de los heridos.
5.- Revista Mongolia estará siempre con los perseguidos y hoy esos son los caricaturistas y periodistas que se atreven a cuestionar una visión ilegítima e inmoral de una determinada religión".
"La mañana del día después de que los Reyes Magos, esos reyes que vienen de oriente, nos trajeran regalos, otros reyes, del terror en este caso, sembraban de muerte la redacción de una de las revistas satíricas más emblemáticas: Charlie Hebdo. Doce muertes y otros tantos heridos es el coste sangriento que el fanatismo se cobró por algo tan pequeño como es el oficio de hacer humor.
Los teléfonos de Mongolia, hija de Charlie Hebdo y de tantas otras, empezaron a sonar: amigos de la prensa querían saber nuestra opinión. La familia no paraba de llamar: el miedo a que su ser querido, dedicado a aquello que a priori parecía tan inofensivo, el humor, ahora fuera blanco del terror homicida. Y, como ya es costumbre en las redes sociales de Mongolia, tampoco se hicieron esperar cientos de twitts con la ya cansina frase de: "Os metéis con el cristianismo pero con Mahoma no tenéis cojones"…
Para aquellos que les hiere el humor que tiene como blanco sus creencias, parece que todo se reduce a un tema de genitalidad. No es reprochable ni los muertos ni los heridos, lo que es reprochable, para estos yihadistas de la cristiandad patria, es la falta de testículos para reírse de quienes sí pasan esa frontera inapelable que es el atentado y el asesinato.
Para hacer humor no hace falta emular las proporciones glandulares del Espartero, para hacer humor sólo hace falta tener sentido del humor. Si lo tienes, hacer humor es inevitable.
Pero lo que realmente parecen querer decir con el consabido "con Mahoma no hay huevos" es, en realidad, un mensaje en espejo: no somos nosotros, los humoristas, los que necesitamos cojones para hacer chistes sobre Mahoma, los hacemos cuando es noticia o los hacemos cuando se nos ocurren, sino que son ellos, los que increpan enarbolando esta frase, los que, secretamente, parecen envidiar la capacidad homicida de los terroristas, mediante ese sistema históricamente ibérico del "pique", pretenden que sean estos, los mismos que han atentado contra el Charlie Hebdo, los que realicen esa venganza sangrienta que ellos añoran secretamente pero que las nuevas modas de su superstición local les prohibe.
El humor es ficción, puede ser incómodo o molesto, pero es ficción y sólo cabe dos tipos de respuestas ante él: ignorarlo o responder con otra ficción, y si es humorística, touché.
"Es imposible dialogar con el dolor físico", decía Cioran, y con razón. Todo acto de violencia, de muerte, nos deja sin respuestas, sin capacidad de diálogo, no hay debate, no hay dialéctica en la muerte. La muerte es discurso único y viceversa.
Pero decía Bukowski, bastante más vital que Cioran, que "follar era darle de patadas en el culo a la muerte". A mí me gusta pensar que el humor es como follar, porque es, también, darle de patadas en el culo a la muerte: a esas muertes cotidianas que tienen forma de injusticia, de intolerancia, de absurdo… y eso es lo que hace el Charlie Hebdo, y eso es lo que hacemos todos los humoristas y todas las revistas de humor del mundo: darle de patadas en el culo a las muertes cotidianas del ciudadano común.
Pero los humoristas somos cabezotas, no porque tengamos cojones, que nos los tenemos ni los necesitamos, somos cabezotas porque la testarudez y hacer aquello que el otro no espera que hagamos es un mecanismo básico de nuestro oficio, que te de la risa en medio de la misa es un buen síntoma si quieres ser humorista.
Si con la muerte pretenden callarnos, sólo lograrán que se nos ocurra un nuevo chiste… Cada tabú, cultural o labrado a base de munición y sangre, es una nueva frontera que el humorista debe traspasar por imposición de su oficio, el humor… porque es nuestra manera de pegarle patadas en el culo a esa muerte que se nos impone. No es valentía ni se le emparenta.
Qué le vamos a hacer, es inevitable: somos humoristas.
Por último, los cinco puntos que planteamos en Mongolia ante al atentado del Charlie Hebdo
1.- En Mongolia consideramos que la libertad de expresión es un valor superior y que ninguna religión puede coartarla o limitarla.
2.- Ningún acto terrorista nos va a hacer renunciar a nuestra superior creencia respecto de la libertad de expresión.
3.- Si algunos radicales cree que asesinando a 10 personas callarán a quienes trabajamos en el mundo de la sátira y de la información se equivocan, estas muertes nos obligan a redoblar nuestros esfuerzos y trabajo.
4.- Hoy estamos con todos los compañero de Charlie Hebdo y, especialmente, con las familias y seres queridos de los asesinados; confiamos en una pronta recuperación de los heridos.
5.- Revista Mongolia estará siempre con los perseguidos y hoy esos son los caricaturistas y periodistas que se atreven a cuestionar una visión ilegítima e inmoral de una determinada religión".
Si nos atenemos a las informaciones ofrecidas por El País, Tania Sánchez debería ir pensando si debería ser la candidata a Madrid por IU.......Lo siento por ella, pero hay que estar "más atenta" a lo que haces.....aunque este dentro de la legalidad.....pero la ética y la moral deben primar en la "vida pública".
miércoles, enero 07, 2015
"Soy musulmana y nadie mata en mi nombre" - Lucía El Asri.
"Soy musulmana y nadie mata en mi nombre" - Lucía El Asri.
"Y, quien lo hace: no me representa.
Me han preguntado: “¡eh!, ¿Dónde tienes las bombas?” –supuestamente desde la broma. Me han llamado lapidadora y me han asegurado que mi religión mata y es violenta –y por tanto, yo también he de serlo-.
Me han dicho que en el Corán nos obligan (a los musulmanes) a matar a los infieles – es decir, a cargarnos a todos los seres del planeta que no sean musulmanes-, para combatir la falsa fe y la falta de creencia. Como si la moral o la bondad de una persona se midieran en función de su credo. Como si cualquiera pudiera matar, o debiera hacerlo.
Seguramente nadie se haya puesto en mi piel, ni en la de millones de musulmanes que no tenemos nada que ver con la violencia ni con la falta de humanidad. Supongo que todo depende del punto de vista de cada persona. Y de su educación. Tal vez yo sea una musulmana rara –aunque no lo creo en absoluto- pero a mí, nadie, nunca, me ha dicho que tengo que matar a otro por el simple hecho de ser musulmana. O de que él no lo sea.
Tampoco me han ordenado odiar a otros por no pensar lo que yo pienso, o porque Muhammad no sea su profeta. Desde pequeña, mis padres me enseñaron que el Islam es una religión de paz, que nadie puede hacer daño a nadie, y mucho menos matar. E incluso, y esto es importante: me enseñaron que nadie tiene la potestad para matarse a sí mismo –por lo que, la premisa de suicidarse en nombre de la religión para ir al paraíso queda totalmente inservible y, aparte de ser ridícula, es totalmente anti islámica. Y supongo que contraria también al cristianismo y judaísmo.
Pocas personas nos han preguntado a nosotros –los musulmanes- cómo nos sentimos después de que gente desalmada mate en nuestro nombre. Pocos entienden que ser musulmán no implica dejar de ser persona. Y, mucho menos, supone no ser español, estadounidense, o irakí. Qué más da. Soy musulmana, sí, pero igual que otros tantos miles de españoles. Y no soy diferente de quien no conoce el Islam.
¿Es que a nosotros no nos afectan las muertes –o, mejor dicho, asesinatos- de miles de españoles a manos de desalmados que dicen matar en nombre del Islam? Por supuesto que sí, y lo hacen desde muchos frentes. Primero, porque también perdimos amigos, padres, vecinos, hermanos, en esos atentados. Segundo, porque somos españoles, o tenemos familia española, amigos españoles, o incluso vivimos en países vecinos a España, y la proximidad también afecta –QUE LAS FRONTERAS NO IMPORTAN TANTO, O QUE ESTAMOS A UN PASO, COMO QUIERAS VERLO-. Tercero, porque somos musulmanes y ellos –los terroristas- utilizan nuestra religión para matar.
Y, lo peor de todo…que “los otros”, los no musulmanes, se piensan que nosotros apoyaríamos este tipo de atentados. No los apoyamos, al igual que no apoyamos las guerras en Irak o Palestina. Pero tampoco los atentados en Estados Unidos o Londres, ni los atentados terroristas contra judíos.
Me pregunto qué se le debe de pasar a alguien por la cabeza al utilizar el nombre de Dios para hacer terrorismo. Muy poco creyente y musulmán tiene que ser cuando lo hace. Pero: todos seremos juzgados por nuestros actos, y utilizar el nombre de Dios para matar creo que es lo más horrible que puede hacer alguien que se considera musulmán.
Porque profesar una religión no te convierte en asesino, ni te obliga a serlo. Y porque deberíais escucharnos a nosotros –que hablamos de paz y hermandad-, pero preferís seguir prestando atención a quienes hablan de terrorismo islámico y yihadista. Me gustaría saber si alguien se ha parado a pensar qué es la yihad. Yo hago la yihad. Llámenme terrorista si quieren. Pero los terroristas son ellos, sin calificativos ni añadiduras".
"Y, quien lo hace: no me representa.
Me han preguntado: “¡eh!, ¿Dónde tienes las bombas?” –supuestamente desde la broma. Me han llamado lapidadora y me han asegurado que mi religión mata y es violenta –y por tanto, yo también he de serlo-.
Me han dicho que en el Corán nos obligan (a los musulmanes) a matar a los infieles – es decir, a cargarnos a todos los seres del planeta que no sean musulmanes-, para combatir la falsa fe y la falta de creencia. Como si la moral o la bondad de una persona se midieran en función de su credo. Como si cualquiera pudiera matar, o debiera hacerlo.
Seguramente nadie se haya puesto en mi piel, ni en la de millones de musulmanes que no tenemos nada que ver con la violencia ni con la falta de humanidad. Supongo que todo depende del punto de vista de cada persona. Y de su educación. Tal vez yo sea una musulmana rara –aunque no lo creo en absoluto- pero a mí, nadie, nunca, me ha dicho que tengo que matar a otro por el simple hecho de ser musulmana. O de que él no lo sea.
Tampoco me han ordenado odiar a otros por no pensar lo que yo pienso, o porque Muhammad no sea su profeta. Desde pequeña, mis padres me enseñaron que el Islam es una religión de paz, que nadie puede hacer daño a nadie, y mucho menos matar. E incluso, y esto es importante: me enseñaron que nadie tiene la potestad para matarse a sí mismo –por lo que, la premisa de suicidarse en nombre de la religión para ir al paraíso queda totalmente inservible y, aparte de ser ridícula, es totalmente anti islámica. Y supongo que contraria también al cristianismo y judaísmo.
Pocas personas nos han preguntado a nosotros –los musulmanes- cómo nos sentimos después de que gente desalmada mate en nuestro nombre. Pocos entienden que ser musulmán no implica dejar de ser persona. Y, mucho menos, supone no ser español, estadounidense, o irakí. Qué más da. Soy musulmana, sí, pero igual que otros tantos miles de españoles. Y no soy diferente de quien no conoce el Islam.
¿Es que a nosotros no nos afectan las muertes –o, mejor dicho, asesinatos- de miles de españoles a manos de desalmados que dicen matar en nombre del Islam? Por supuesto que sí, y lo hacen desde muchos frentes. Primero, porque también perdimos amigos, padres, vecinos, hermanos, en esos atentados. Segundo, porque somos españoles, o tenemos familia española, amigos españoles, o incluso vivimos en países vecinos a España, y la proximidad también afecta –QUE LAS FRONTERAS NO IMPORTAN TANTO, O QUE ESTAMOS A UN PASO, COMO QUIERAS VERLO-. Tercero, porque somos musulmanes y ellos –los terroristas- utilizan nuestra religión para matar.
Y, lo peor de todo…que “los otros”, los no musulmanes, se piensan que nosotros apoyaríamos este tipo de atentados. No los apoyamos, al igual que no apoyamos las guerras en Irak o Palestina. Pero tampoco los atentados en Estados Unidos o Londres, ni los atentados terroristas contra judíos.
Me pregunto qué se le debe de pasar a alguien por la cabeza al utilizar el nombre de Dios para hacer terrorismo. Muy poco creyente y musulmán tiene que ser cuando lo hace. Pero: todos seremos juzgados por nuestros actos, y utilizar el nombre de Dios para matar creo que es lo más horrible que puede hacer alguien que se considera musulmán.
Porque profesar una religión no te convierte en asesino, ni te obliga a serlo. Y porque deberíais escucharnos a nosotros –que hablamos de paz y hermandad-, pero preferís seguir prestando atención a quienes hablan de terrorismo islámico y yihadista. Me gustaría saber si alguien se ha parado a pensar qué es la yihad. Yo hago la yihad. Llámenme terrorista si quieren. Pero los terroristas son ellos, sin calificativos ni añadiduras".
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