Cuatro chic@s subieron al tranvía. Los cuatro eran amigos. Pero desde lo que paso no sabemos si dejaron de serlo. La chica con pelo corto y flequillo, última moda, y con aro en la nariz, al llegar a dos paradas más alejada de donde subió tuvo que bajar rápidamente del tranvía al ver a los revisores en las puertas. No había sacado el billete. Salió corriendo para sacar uno, para no recibir la reprimenda del revisor y no pudo volver a subir al tranvía, donde sus amigos se habían quedado mirándola, con una sonrisa en sus caras, y ni si quiera intentaron seguirla y acompañarla en su pequeña desgracia del día. La dejaron sola. Lo que no sabemos si desde ese día volverían a mantener su amistad inquebrantable.
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