Jetas
Produce náuseas el refinamiento y la indecencia con que se está procediendo al desmantelamiento de la esperanza, y a la prolongación de la pobreza, más allá de esta generación y de la siguiente. Resulta que, primero, se roban el país y a continuación venden al peso a sus habitantes. El arte de desvalijar no ya el futuro sino el mismo presente ha alcanzado tal refinamiento que nosotros podremos decir, si sobrevivimos con voz, que fuimos testigos —y víctimas— de la Gran Involución, la Helada Histórica.
No es un hecho ineluctable. Tiene que convertirse, este saqueo, en el pórtico que precede a la calentura de la lucha en común. “Cada vez que paso por el banco que me hundió me vienen ganas de entrar para mirarles a la cara”, decía anoche por radio un pequeño empresario reducido a buscar inútilmente trabajo. Mirarles a la cara: eso ya lo hacemos gracias a la tele. Lo siguiente debería ser rompérsela, a fuerza de solidaridad e indignación: judicialmente, claro".
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