Un país de emprendedores - Isaac Rosa.
"Se lo voy a decir con palabras prestadas de la ministra de Empleo, que habla poco (ayer enmudeció con la EPA), pero cuando abre la boca es pura poesía: “Los emprendedores son la clave de la salida de la crisis, ellos tienen la llave de la recuperación (…) Ellos personifican la energía, el empuje, la creatividad, la ilusión y sobre todo la confianza de hoy y de mañana (…) En ellos está el alma y el talento de nuestro presente y nuestro futuro.”
"Se lo voy a decir con palabras prestadas de la ministra de Empleo, que habla poco (ayer enmudeció con la EPA), pero cuando abre la boca es pura poesía: “Los emprendedores son la clave de la salida de la crisis, ellos tienen la llave de la recuperación (…) Ellos personifican la energía, el empuje, la creatividad, la ilusión y sobre todo la confianza de hoy y de mañana (…) En ellos está el alma y el talento de nuestro presente y nuestro futuro.”
Con menos poesía, venía a decir lo mismo ayer
el presidente de la federación de autónomos ATA, Lorenzo Amor: “En los
próximos meses va a ser más fácil crear tu propio empleo que encontrar
un empleo”.
Y ya prosaico del todo, lo explico yo por
si todavía no lo entienden: si te has quedado en paro, búscate la vida
porque aquí no va a haber trabajo para nadie en mucho tiempo. Y si
todavía estás asalariado, coge tu última nómina y enmárcala, porque
pronto será una pieza de museo, algo que enseñarás a tus hijos algún día
para que se asombren.
El paro no sólo destruye
empleo. Además destruye la relación laboral como hasta ahora la
conocíamos. Cada vez más empresarios despiden para a continuación seguir
contando con los mismos trabajadores, reconvertidos en autónomos,
colaboradores, que hacen lo mismo pero cuestan menos y no hacen huelgas
ni se ponen malos. Y las poquísimas ofertas de empleo que se encuentran
ya no ofrecen contrato y nómina, sino una relación mercantil: tú te
haces autónomo, y te pagan a comisión o por objetivos, a menudo poniendo
tú el coche, la furgoneta, el ordenador, el teléfono y lo que haga
falta.
En la EPA terrible de ayer algunos veían un
pequeño destello de luz: el aumento de los trabajadores autónomos, más
de 53.000 en el último año. Crecen los autónomos sin asalariados, y
disminuyen los empleadores. Esos 53.000, más los muchos que no se dan de
alta en la Seguridad Social, son los nuevos emprendedores que, como
dicen los cursis del management, han visto “una ventana de oportunidad”
en la crisis. Y se han tirado por ella.
Tras años de aguantar la monserga sobre las virtudes del emprendedor, el self-made man,
el botones que llega a presidente, quién se ha llevado mi queso y demás
patrañas, por fin nos hemos convertido en un país de emprendedores.
Pero como en tantas cosas, lo hemos hecho por la puerta de atrás:
obligados, a empujones, de malas maneras, porque no nos queda otro
remedio. Falsos emprendedores, pues el fondo de la relación laboral
sigue siendo el mismo: tú pones la fuerza de trabajo, mientras los
medios de producción continúan en las mismas manos.
Algunos, como decía, siguen trabajando para la misma empresa que les
despidió, pero ya sin nómina ni derechos, pagándose el seguro de
autónomo y quedando a merced de las necesidades productivas de la
empresa, y de las tarifas que impongan, porque esa es la otra parte del
emprendimiento moderno: la tarifa lentejas, si no la quieres la dejas,
que ya habrá otro que la acepte.
Para otros la
carrera de emprendedor supone olvidarse de la estabilidad de un solo
pagador, de la nómina que aunque escasa te permitía saber con qué
contabas para vivir, y pasar a depender de mil pequeños pagadores,
tantos como trabajos consigas, pasando de la precariedad laboral a la
precariedad autónoma.
Vivo rodeado de gente, jóvenes y no tan jóvenes,
que cada semana tiene que inventarse el trabajo de la siguiente semana, y
no saben qué les deparará el mes próximo, no digamos ya el año que
viene. Todos, eso sí, emprendedores pata negra.
En el
periodismo conocemos bien esa “ventana de oportunidad”, por la que la
mayoría hemos sido defenestrados. Las empresas a golpe de ERE se
deshacen de trabajadores asalariados y cubren sus necesidades con
colaboradores externos, estajanovistas mal pagados y fáciles de
explotar.
Sin embargo, la discreta ministra de Empleo decía
hace dos meses que los periodistas hemos sido “los primeros en ver las
oportunidades del autoempleo”, y ensalzaba el ejemplo que dábamos a
otros emprendedores. Qué graciosa, verdad. Tras más de 8.000 periodistas
despedidos,
reconvertidos en colaboradores por cuatro perras y compitiendo a
dentelladas por conseguir un hueco, viene la ministra y te felicita por
ser un visionario.
Así es como nos hemos convertido
en un país de emprendedores, para los que el Gobierno anuncia, como uno
de sus proyectos estrellas de este año, una Ley de Emprendedores. El
primer paso podría ser cambiar el nombre del Ministerio de Báñez,
convertirla en ministra de Emprendimiento, o directamente ministra
emprendedora. En su negociado cuenta ya con seis millones de
emprendedores en potencia".
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