"Acaba de conocerse la última encuesta del CIS y se oficializa que Podemos –en medio de la persecución mediática más cobarde y acobardada que se haya conocido por aquí– sobrepasa ya al PSOE. Incontables analistas de variado pelaje concluyen sus especulaciones en un escenario de reestructuración de “la izquierda”, sus hipotéticas combinaciones de alianzas en los más variopintos paisajes, su cainismo proverbial... No han entendido nada. O no quieren.
“Ni de izquierdas ni de derechas” suele usarse con ánimo incriminatorio en lo ideológico contra Podemos. No les interesa entender eso de no dejarse situar en un margen del tablero político. De ocupar el centro. De poner en el centro de “la política” a las personas, a su ser ciudadanía, a la enorme mayoría...
Y esa va a ser, en expresión de moda, la línea roja. Las personas constituyéndose en ciudadanía, en sujeto de las decisiones más elementales: la deuda, el paro, la sanidad, la corrupción, la educación, lo público y lo privado...
Eso está pasando desde el 15M y en eso está Podemos desde que apareció. Algo similar ha ocurrido en Grecia. Occupy sigue mirando a Wall Street. Ojos de todas partes observan, ayudan y retroalimentan este movimiento que nos invita a repensarnos y actuar como personas individuales y como especie humana.
No somos mercancías en manos de políticos y banqueros, les dijimos. Lo oyeron bien Soraya y Patricia Botín, Felipe González y Almunia, Juncker y Sánchez, Mérkel y Susana. Rubalcaba , Felipe VI y su padre. Obama y Rajoy. Tomaron nota. Y saben también que estamos actuando en consecuencia. Que la cosa va a más.
Esa será la linea roja, decía antes. Cuando las personas iniciemos nuestro proceso constituyente común para convivir libres e iguales. Un proceso constituyente que pondrá los intereses y los derechos de las personas corrientes por encima de los provechos mezquinos del mundo financiero y su simbiosis con las élites políticas.
Y este panorama no le hace la menor gracia a nadie de quienes nombré ni a quienes representan. Reforzarán su simbiosis. Explicitarán formalmente su alianza ante los desmanes que pueda acometer un pueblo que no sabe ni siquiera ser plebe.
Tras las municipales y autonómicas, sus magros resultados les empujarán a ridículos compromisos “con espíritu de estado” frente a la turbamulta ignorante. Al bipartidismo ya no le funcionará eso de alternarse. La “gran coalición” será su último recurso. Para la ciudadanía, la primera ocasión de desterrar para siempre esta desfachatez y esta miseria".
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