31/01/2013.
"La historia reciente de España, las últimas décadas que
convenimos en llamar democracia, no está escrita en letra de molde, ni
dorada, ni siquiera en limpio. Al contrario, está escrita en vulgares
cuadernos de contabilidad, cuadriculados y rellenados a mano con letra
apretada y descuidada, con abreviaturas y tachones.
La historia de la democracia española no la han escrito cronistas ni
historiadores, tampoco periodistas ni novelistas, sino meticulosos
contables que anotaban entradas y salidas de dinero, se mojaban la yema
del dedo para pasar la página y usaban papel calca para quedarse con
copia de todo.
Es Bárcenas, pero no solo él. Su
cuaderno ya lo conocemos, al menos algunas páginas, pero hay muchos
otros libros de contabilidad B guardados en cajones, en archivos, en
cajas fuerte. Una legión de tesoreros encorvados sobre sus escritorios,
bajo un flexo, anotando nombres de pagadores y cobradores, cantidades,
fechas, escribiendo sin saberlo páginas históricas.
Hasta que no conozcamos esos cuadernos, esa contabilidad B, no podremos
completar la verdadera historia de España. Solo conocemos la cara A, la
que cuenta que hubo una dictadura y luego entre el rey y unos cuantos
dirigentes políticos de gran talla nos trajeron la democracia, y después
llegaron el desarrollo, la modernización, la marca España, los
servicios públicos, el Ave, los grandes eventos, la Unión Europea, la
OTAN, los éxitos deportivos y culturales, un rey simpático y deportista,
un príncipe enamorado de una plebeya, las empresas conquistando el
planeta, edificios emblemáticos, segunda residencia, hoteles con
encanto, la banca campeona del mundo y el mejor fútbol de Europa. Hasta
que llegó la crisis, como una catástrofe natural, y lo arrasó todo. Fin.
Esa es la cara A. De la otra, de la B, conocemos destellos que
escaparon durante estos años: investigaciones judiciales, exclusivas
periodísticas y denuncias ciudadanas que alumbraron a ráfagas ese sótano
donde los contables escribían la verdadera historia en sus cuadernos.
Corrupción, comisiones, sobornos, puertas giratorias, privatizaciones
para los amigos, pelotazos obscenos, saqueos de las arcas públicas,
contratos amañados, tratos cerrados en un restaurante de lujo, amiguitos
del alma, bodas en el Escorial, patrimonios hinchados, maquillajes
contables, fundaciones sinónimo de lucro, cajas de ahorro desvalijadas,
ingeniería financiera, planes de urbanismo, evasión fiscal, maletines,
sobres, cuentas en Suiza, cacerías.
La cara A de la
democracia sonó bien durante años, era una canción fácil, pegadiza,
todos la tarareamos. De vez en cuando se rayaba, saltaba o sonaba sucia,
había escándalos, había robos, había precariedad y desigualdad, pero el
disco seguía girando sin distorsionar demasiado, hasta que en los
últimos años empezó a atascarse, a ralentizarse, a sonar cada vez más
sucio, hasta resultar tan insoportable que nos tapamos los oídos. Así
que ahora toca darle la vuelta al disco y oír la otra versión de la
historia al completo, la cara B.
Creemos saber mucho,
saberlo casi todo, pero en realidad sabemos muy poco. Solo conocemos
fragmentos sueltos de esa cara B. Los historiadores del futuro que
quieran entender este tiempo, que quieran comprender cómo la joven
democracia española se fue a pique en tan poco tiempo, cómo un país
próspero se arruinó tan deprisa, no entenderán nada, no podrán escribir
esta historia mientras no tengan acceso a los cuadernos de los
contables. Los de Bárcenas, los cuadernos del PP, pero también los de
otros partidos, y los de las empresas que también tenían su caja B y
ponían el dinero de los sobornos, y los de los bancos que perdonaban
deudas y a cambio recibían vista gorda, ayudas y algún indulto, y los de
los beneficiarios de las privatizaciones, y los de la Casa Real y todas
sus ramificaciones, y los de los grandes medios de comunicación que
tanto contribuyeron a la ocultación.
No solo los
historiadores. Nosotros también, los ciudadanos, si queremos refundar
este país arruinado y podrido, si queremos construir algo mejor, algo
habitable, necesitamos conocer esa cara B, necesitamos leer todas esas
entradas y salidas manuscritas en los cuadernos, identificar todos los
nombres, sumar las cantidades sustraídas, leer ese folletín cuyos
capítulos están repartidos en cientos de libros contables. Ahí es donde
se cuenta cómo hemos llegado hasta aquí, qué nos ha pasado, cómo hemos
caído. Quién nos ha malvendido.
Esos son los
documentos secretos de la historia de España, pero aquí no hay
institución que los vaya a desclasificar pasados unos años. Y mientras
no salgan a la luz, no nos enteraremos bien del país en que vivimos".
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