http://www.1mayo.ccoo.es/nova/files/1018/Cuaderno27.pdf
http://iniciativadebate.org/2012/03/03/escrito-desde-la-rabia-y-una-indignacion-desbordada/
Escrito desde la rabia y una indignación desbordada
Carlos Carnicero.
REFLEXIONES DESDE BUENOS AIRES.
La
velocidad de los acontecimientos promueve una escalada de la injusticia
en un mundo que hemos interiorizado que tiene capacidad para destruir
nuestras vidas. Estamos rodeados de ejemplos de corrupción e indignidad
que protagonizan los defensores de los recortes sociales para
estabilizar el mercado en el que ellos se han hecho millonarios. Ciento
veintinueve mil parados más y los que vendrán. La caldera se calienta
pero todavía no ha explotado. Lo que ocurra #dependenostros.
Hay
razones para seguir confiando en la humanidad. En medio de este
universo de miedo que está sembrando el capitalismo salvaje que
padecemos, hay ejemplos individuales de dignidad y de coraje. Todavía
hay personas que se plantan ante sus empresas para defender a un
compañero víctima de un despido injusto. Todavía hay personas que vencen
al terror del abismo que se les abre delante de ellos y tienen el
coraje para decir simplemente la verdad. Parecería algo de obligado
cumplimiento. No es así; son seres excepcionales en su anonimato.
Hoy
nos hemos desayunado con 112.269 personas más en el paro. No son
cifras; son tragedias humanas con cara y ojos, con hijos, con hipotecas,
con sueños que en la mayor parte de las veces se han desvanecido.
Algunos, muchos, no volverán a trabajar nunca. De entre ellos, habrá
quienes se deslicen por la senda de la desestructuración y la
marginalidad. Los veremos durmiendo entre cartones dentro de unos pocos
meses o años. Seguró que habrá algunos niñatos fascistas que les peguen
fuego cuando duermen en un cajero automático. Ensucian la imagen de la
ciudad.
No
hay una guerra. No ha habido un cataclismo nuclear. Sinceramente es la
conjunción de una crisis provocada por el capitalismo financiero, la
ambición sin límites de una clase económica dirigente, que maneja el
mundo como si fuera su universo exclusivo. Y de una generación de
políticos con fríos cálculos electorales.
El
Duque de Palma no va a devolver un duro y la Corona pretenderá que no
se abra paso la república. Alfredo Sáenz, el banquero que indultó
Zapatero de un grave delito en el último consejo de ministros que
compartió con Alfredo Pérez Rubalcaba, ganará otra vez 11,8 millones de
euros este año. Estamos hablando de dos mil millones de las antiguas
pesetas. Francisco Luzón, ex director general del Santander, empezará a
disfrutar de su fondo de pensiones de 68 millones de euros. Jugará con
sus nietos como un abuelo ejemplar. Claro que no es delictivo todo esto;
estamos en el juego de la libre empresa. Es mucho peor que un delito:
es sencillamente obsceno, inmoral, carente de toda ética. Dirigentes de
la Generalitat Valenciana robaban las vacunas para los niños de Haití.
¿Quieren que siga?, porque hay mucho más.
Estos
individuos se horrorizan con las imágenes de violencia callejera de
unos pocos antisistema en Barcelona. Pedirán firmeza a las fuerzas de
orden público para que estos descerebrados que intentan confundir con
una España indignada, no enturbien la imagen exterior de nuestro país.
Son gente de orden; ciudadanos ejemplares. Se han ganado su dinero
“honradamente” haciendo que la Banca se forre con operaciones
inmobiliarias especulativas. Ejecutan los embargos con frío cálculo
contable. Y gozan de buena salud porque si hace falta se irán a Boston a
tratarse el cáncer.
Les
observan, cómo si fueran las páginas de “¡HOLA!”, con una mezcla de
envidia y de temor, millones de Españoles, que todavía no han
descubierto que esas conductas amorales se pueden eliminar con el poder
de una democracia que no esté atrapada por los mercados. Con gobiernos
que no indulten los delitos de los banqueros.
Los
sindicatos están demonizados porque hay trabajadores “liberados” por un
puñado de euros al mes. ¡Intolerable que los trabajadores puedan tener
representantes que les defiendan, en un universo que ha aniquilado el
principio fundamental de la negociación colectiva!
“¡España
ha vivido por encima de sus posibilidades!”, es el grito de un puñado
de privilegiados que han generado este caos y ahora arrebatan los
derechos a los trabajadores.
Recortes
sin generación de riqueza. Esa es la Biblia de la señora Mérkel, para
quien hay que enderezar duro a los “vagos del sur”. La medicina de los
recortes y la amputación del estado del bienestar.
La
indignación es un termostato que tiene un límite, a partir del cual,
cuando las sociedades intuyen que no tienen nada que perder, hace
explotar la caldera.
La
presión es insoportable. Las válvulas empiezan a echar vapor y los
gerentes de esta casino financiero confían en que al final, las fuerzas
de orden público den un garrotazo que baje la temperatura.
La
historia está llena de ejemplos de que la humanidad avanza con la
indignación: desde la revolución de esclavos de Espartaco a la
bolchevique.
Soy
pacifista por naturaleza. Creo en la fuerza de la palabra y en el poder
de la movilización social. Creo que esta democracia sin igualdad tiene
que reciclarse, entre otras cosas con la fuerza imparable de las redes
sociales. Creo que hay esperanza, pero mi estadio natural de rebeldía se
ha levantado esta mañana, ha mirado el entorno que nos ha tocado vivir,
y ha decidido que este no es el mundo que quiero compartir con mi hijo.
Esto
es un desahogo que pretende ser mesurado, intelectual y optimista. Pero
los ciudadanos comunes tenemos que tomar la iniciativa pacífica con la
determinación de que este mundo, sencillamente, ya no es habitable.
#dependenosotros.
Si tienes cierta incomodidad cuando alguien te pregunta qué harás el 29M, no te preocupes
¡Elige tu excusa para no hacer huelga!
Si el 29 de marzo no vas a hacer huelga y sientes cierta incomodidad
cuando alguien te pregunte si la vas a secundar, no te preocupes. No
hace falta que pienses qué vas a responder. A continuación tienes un
listado de excusas. Elige la que más vaya con tu estilo y tranquiliza tu
conciencia:
Excusa “coyuntural”: “La situación no está como para hacer huelga”. Está
claro que es mucho mejor tener nuestros derechos todavía más recortados
para seguir diciendo lo mismo. Cuanto peor esté la situación menos
razones habrá para hacer huelga…
Excusa “pan para hoy, hambre para mañana”: “No me puedo permitir perder el sueldo de un día”. Es
evidente que el sueldo de ese día será lo que te permita tener una vida
digna. Y además, está claro que no perderás nada con esta reforma
laboral y con las que vendrán después…
Excusa “dócil”: “No puedo hacer huelga porque en la empresa las cosas están muy mal y pueden tomar represalias”. Es
incuestionable que con las medidas que se están aprobando contra los
trabajadores se limitará muchísimo el poder de la patronal para poder
tomar represalias contra los trabajadores, incluid@ tú. También es
evidente que, si el/la jef@ ve que eres dócil, tus derechos serán más
respetados…
Excusa “todos son iguales”: “No estoy de acuerdo con la reforma, pero tampoco estoy de acuerdo con los sindicatos, porque sólo defienden sus intereses”. Indudablemente,
lo mejor que se puede hacer para luchar contra la reforma es
despotricar con l@s amig@s en charlas de taberna y no participar en una
movilización coordinada junto con l@s demás trabajador@s. Mucho más
efectivo, sin ninguna duda…
Excusa “yo soy quien levanta el país”: “La gente que hace huelga lo que busca es tomarse un día de fiesta”. Es
obvio que lo realmente sacrificado es ignorar la convocatoria de huelga
e ir a trabajar, para poder seguir sacrificándose cada vez más con lo
que nos viene y vendrá con las reformas contra l@s trabajador@s.
Excusa “gran personalidad”: “En mi empresa muy poca gente hará huelga”. Está
claro que, al no hacer huelga tú tampoco, serán más quienes secunden la
huelga. Además, si tu compañer@ te escucha diciendo esto y está igual
de convencido que tú, seguro que se siente mucho más motivad@ para
sumarse a la huelga contigo. Y no olvidemos que, en último término, la
mayoría siempre tiene la razón; o al menos si sirve para justificar la
actitud propia...
Excusa “no tengo tiempo para huelgas”: “Haría huelga, sí, pero tengo mucho trabajo acumulado y no me puedo permitir perder un día entero”. Es
evidente que ese día de trabajo que no perderás será mucho más decisivo
que los derechos que te serán recortados por la aplicación de la
reforma laboral. De todas formas, existe otra posibilidad: convocar una
macroasamblea para saber qué día te viene bien hacer huelga, para que
así puedas participar.
Excusa “jefecillo”: “En mi empresa tengo importantes responsabilidades y tengo varios empleados a mi cargo. No puedo hacer huelga”. Está
claro que tú no eres un/a trabajador/a cualquiera. ¡Faltaría más! Tú
eres algo más. Tranquil@, tú no eres un/a asalariad@ y la reforma no te
afectará…
Excusa “políticamente correcto”: “Las huelgas son algo demasiado radical y eso es lo que les gusta a los radicales”. Claro,
el brutal recorte de derechos que nos impondrán no será nada radical.
Lo harán con buenos modales, bien vestidos, con una sonrisa y una
palmadita en la espalda… ¡Así sí que se pueden hacer las cosas!
Excusa “apolítica”: “¿Que si voy a hacer huelga? Yo no me meto en política…”. Es
indudable que aceptar sin protestar las medidas contra los trabajadores
no es ser cómplice de las mismas… Y además, claro está, participar en
política es algo altamente desaconsejable. Eso lo tienen que hacer los
políticos, no nosotr@s...
“Estoy de acuerdo con la reforma y es necesaria.” ¡Felicidades!
Tú no necesitas buscar excusas. Has conseguido (han conseguido) que te
imbuyas de pensamiento burgués y aspires a ser como ellos. Sólo te falta
el pasaje para dejar de ser trabajador/a y convertirte en patrón. ¡Eso
sí que es un sueño! Tienes toda una vida para seguir buscando. ¡Hay
miles de premios!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes comentar algo.