"Las elecciones europeas del pasado domingo han provocado un verdadero sismo en la política española. El varapalo al bipartidismo, que ha pasado del 80% de los votos al 49%, el ínfimo resultado del PSOE, el castigo al PP y, sobre todo, la sorprendente irrupción de Podemos en el panorama electoral han provocado que la política española se convulsione. Los cinco escaños y los 1.200.000 votos que ha conseguido la formación encabezada por Pablo Iglesias han supuesto una verdadera cascada de reacciones, desde la incomprensión al menosprecio. Pero, sobre todo, lo que ha causado el magnífico resultado de la formación creada el pasado 11 de marzo ha sido una plétora de insultos y su criminalización. Tanto para la formación y el cabeza de lista, como para todos aquellos ciudadanos que han optado por la nueva formación de izquierdas.
Los conservadores españoles han optado nuevamente por la criminalización de la alternativa política que no comparten. Una opción que se ha demostrado que, lejos de minar y mermar las opciones de Podemos, crea una nueva serie de apoyos, los que han llevado a la formación a sus buenos resultados, ya que uno de los elementos del éxito de la formación es oponerse a esa manera de hacer política de los conservadores, la criminalización y el desprecio. La misma estrategia intolerante que han tomado en Cataluña y que crea independentistas a un ritmo que no son capaces de asimilar.
El Partido Popular, igual que en su habitual campaña contra los movimientos sociales, ha apostado por el discurso de criminalización, el mismo que han sufrido Ada Colau y la PAH. Carlos Floriano, en un nuevo ejercicio de ceguera, ha creído oportuno equiparar a Podemos con la PAH y los escraches al insinuar que son los mismos. “Esta gente de la extrema izquierda, a éstos la ley les importa poco. Esta gente es de asaltar el Congreso, éste es el perfil”. Después, Floriano continuaba describiendo a Podemos en la entrevista que realizó, ayer lunes, en la COPE y mostraba su preocupación por una deriva bolivariana del país: “Estamos preocupados por que haya un millón de personas que votan a un partido que tiene como modelo a la Venezuela de Maduro o la Cuba de Castro”. Un análisis de la situación que compartía el número 2 de las listas del PP, Esteban González Pons, que afirmaba de Podemos que “hace poco estaba pidiendo tomar el Congreso de los Diputados y estuvo en los escraches”.
Difunden que Podemos participa en los escraches, que apoya a la PAH y los movilizaciones sociales, como si fuese algo nocivo, ignorando que quizás, sea parte del gran apoyo que han recibido. A la falta de respeto a los votantes y la formación de Pablo Iglesias, se ha unido el ideólogo de cabecera del Partido Popular, Pedro Arriola, que en un desayuno en el Foro Nueva Economía ha declarado sobre el éxito de la formación que “Todos los frikis acaban planeando sobre Madrid”. No sólo en el PP se ha optado por un ataque a la formación de Pablo Iglesias. Rosa Díez, la líder de UPyD, declaró que la irrupción de Podemos supone la llegada de los partidos populistas a España. Además, esta mañana, a la salida de la junta de portavoces del Congreso, Díez ha declarado que ve “coincidencias enormes” entre las ideas de Podemos y las de Marine Le Pen.
Venezuela, Cuba y Hitler
Hasta aquí la crítica “mesurada”. Las comparaciones de Podemos con un modelo próximo a Venezuela y Cuba han sido habituales en periodistas, tertulianos y políticos del PP. Además de equiparar la aparición de Podemos con la de Adolf Hitler, la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, estableció una comparativa entre el éxito de Podemos y el ascenso al poder del partido nazi. Una falacia ad hitlerumque considera que ilusionar a gente descontenta es algo negativo porque Hitler, según su argumentación, lo hizo en los años 30. Una reducción histórica con la que no están nada de acuerdo historiadores como Ian Kershaw o Michael Burleigh, a los que la alcaldesa no ha leído, si atendemos a sus mensajes.
El mismo reduccionismo aberrante es el que usa la periodista Cristina López Schlichting, que establece un extraño paralelismo entre la formación de Pablo Iglesias y la actitud de los nazis y Hitler con los judíos.
El corresponsal de ABC en Ucrania, Herrman Tertsch, augura que Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero acabarán con la disidencia, si algún día llegan al poder. Tal y como, según su parecer, hace Fidel Castro en Cuba"
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